Este desalojo ha sido totalmente ilegal. Un juzgado de instrucción y
la Audiencia Provincial de Madrid archivaron en firme la causa penal
que inició la propiedad del edificio. Es ilegal que se haya abierto de
nuevo esa causa y es ilegal que no nos hayan notificado la resolución
de desalojo.
En el CSOA colaboran más de 30 colectivos, desarrollando proyectos relacionados con:
-
Creación y pensamiento crítico: Casablanca ha servido como espacio
de encuentro a diversos grupos de trabajo y asambleas populares de
barrio, así como de movimientos estudiantiles, a través de infinidad de
charlas, jornadas de aprendizaje, de empoderamiento y de denuncia
social.
-
Educación: un proyecto para la convivencia y aprendizaje libre con
niñas y niños de dos a seis años (“Tartaruga”), un proyecto de
cooperación entre padres y madres para el cuidado de bebés menores de un
año (“Casa común”), un proyecto de enseñanza de español para migrantes
(“La Biblio”), talleres de lectura, un proyecto de gestión de préstamo
de los más de 10.000 libros donados popularmente durante el campamento
de Sol e intercambio de libros de texto, en el que más de 200 personas
en situaciones de necesidad participaban cada miércoles (“BiblioSol”),
el Archivo físico de Sol…
-
El autoaprendizaje, como alternativa al modelo de consumo: un taller
de costura, de construcción, de reparación de bicicletas, de
serigrafía, de revelado fotográfico (“Revelarte”), de informática…
-
El arte, la cultura y el cuidado personal: talleres de teatro
(“Tombuctú”, “Impro de teatro” ), de baile (“Laboratorio de danza”), de
yoga, de cultura queer (“Taller de Tango Queer”), de swing, de hip-hop,
cine (Cinema Casablanca)…
-
El desarrollo social: un proyecto de apoyo entre personas
seropositivas (“Crítica VIH Madrid”), una oficina de ayuda legal a
colectivos migrantes, varios grupos de mujeres, la Oficina de Okupación
de Madrid, grupo de teatro de denuncia social (“Distopía”),…
- Las alternativas al modelo de consumo: tienda gratis, grupos de consumo (“Tomarte Rojo”, “BAH”), huerto urbano, comedor vegano, taller de bicis…
Sería imposible nombrar a todas las personas y colectivos que han pasado por aquí en estos dos años y medio.
Todo esto ha tenido lugar en un inmueble cerrado, propiedad de la
constructora Monteverde S.L., que compró lo que era un colegio para
convertirlo en viviendas de lujo. Pero llegó el estallido de la burbuja
inmobiliaria y la crisis y fueron incapaces de seguir especulando con
el mismo, quedando el edificio cerrado durante más de tres años. Esta
empresa, implicada en procesos de corrupción (Operación Malaya II),
forma parte de los verdaderos responsables del actual contexto
político-económico. Por ello, el proyecto de Casablanca tiene la
legitimidad de la que ellos carecen.
La línea política de Casablanca, que ha venido trabajándose desde
hace años en La Escoba (2006), La Alarma (2007), Malaya (2008) y La
Mácula (2009), se ha desarrollado, se ha transformado y sigue siendo hoy
un proyecto político y en lucha. Esta línea siempre ha creído y
trabajado en el desarrollo y articulación de redes fuera del sistema
mercantilista. Creemos en el trabajo colectivo cómo medio de consecución
de autogestión de nuestra vida y en el apoyo mutuo. Defendemos el
modelo de cooperación cómo alternativa al modelo de competencia y
pensamos continuar en la lucha.
Somos conscientes de que este desalojo no ha sido casual. Es producto
de un proceso de represión creciente amparado en los dispositivos del
miedo, estrechamente relacionado con los últimos llamamientos a la
desobediencia civil en demanda de la recuperación de la soberanía
popular. En este contexto, el desalojo de Casablanca hoy forma parte de
la estrategia con las que las élites de poder económico y político
afrontan una nueva etapa de la movilización social. Quienes queremos
construir una realidad diferente hemos pasado de una posición de
resistencia a una de confrontación directa, de la que el 25S supone el
punto de inflexión. Si hemos llegado aquí es porque llevamos muchos
meses trabajando, intercambiando, conociéndonos, luchando; hemos dejado
de ser gentes y colectivos fragmentados. Por ello este centro social ha
sido uno de los espacios en que esto ha tenido lugar, pero el desalojo
no significa el fin de lo que hay.
Un desalojo, otra okupación.
Asamblea del CSOA Casablanca
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