Después de mucho tiempo sin postear nada por avatares de la vida, nos enteramos de que ha sido desalojado el ECL La Alcalina de Alcalá de Henares. El Espacio fue liberado el 1 de septiembre de 2012 y ha sobrevivido contra viento y marea algo más de 6 meses.
No es una hazaña pero sí una proeza, ya que en nuestra ciudad nunca había existido durante tanto tiempo un Espacio de estas características. Un espacio que se tornaba necesario. Necesario para multitud de asociaciones, colectivos, organizaciones, personas, que carecían de un lugar apropiado y oportuno donde realizar actividades, converger, o simplemente pasar el rato.
Los lugares o espacios donde las personas pueden confluir suelen ser atacados, tanto por la ultraderecha (recordamos los ataques sufridos los días 15 de septiembre y 22 de septiembre) como por los cuerpos de represión (en este caso la policía nacional y la municipal -recordamos el asedio sufrido durante 23 horas día 3-4 de septiembre-; y el 22 de septiembre), todo ello lo podemos consultar en http://ecllaalcalina.blogspot.com.es/2012/09/concentracion-en-defensa-de-nuestro.html)
A continuación os remitimos el comunicado de la Asamblea del ECL La Alcalina tras el desalojo del Espacio:
Comunicado
ante el desalojo del ECL LA ALCALINA
El 21 de marzo de 2013 se produce el
desalojo del Espacio Común liberado La Alcalina.
Ante la impotencia por el reciente
desalojo del espacio nos planteamos la política urbanística llevada
a cabo por el ayuntamiento en los últimos años, donde ha primado la
especulación y el sector privado, dando lugar a una política social
prácticamente inexistente y en recesión, cuando la situación es
justamente la contraria. Curiosamente la Alcalina surge como
respuesta a este problema y lo único que hemos recibido desde las
instituciones ha sido un contante acoso policial.
Ante esto se produce la paradoja. Ante una necesidad de espacios con
un carácter comunitario y que suponen una alteración en las formas
de las relaciones sociales que los modelos neoliberales se han
amparado en destruir primando un individualismo ligado a un modelo de
propiedad depredador. Esta paradoja se torna en una multiplicidad de
espacios vacíos e inutilizados que de una forma u otra ejempliza una
contradicción generada por las propias estructuras hegemónicas y
que se tornan en un desprecio absoluto por el trabajo de barrio que
estos centros hacen, por la integración social que consiguen y por
suplir una serie de carencias que para muchas personas que, de
otra forma, no tendrían.
Estos desalojos
simbolizan también el deseo de acabar con toda actividad política
que pueda llevarse a cabo o gestarse al margen de lo institucional.
Cualquier modelo crítico a unas estructuras político-económicas
que nos limitan y que tratan de legitimar e imponer a través del
discurso de la ley, el orden y la democracia.
Este desalojo
no supone el fin ni mucho menos al proyecto, pues esas necesidades se
siguen manteniendo y desde luego no estaban íntegramente ligadas a
este espacio que se ha desalojado. En este sentido es importante
destacar que seguimos revindicando la necesidad de espacios que
supongan la recuperación de tejidos sociales que se han ido
desmantelando.
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